La ultima vez que lo vi era tan flaco como un hueso de escoba, tan acabado y encorbado como un viejito aunque solo tenia 40 años. Su mente era brillante y sus ojos eran inmensos y cafes como los míos. Era mi tio, mi padrino, mi guia espiritual y sobre todo un ser humano maravilloso.
Pablo Alberto fue bautizado un dia de enero de l956. Siempre fue un hombre integro, directo, conciente, congruente, dulce y sincero. Inteligente, protector, amoroso, comprensivo y sensible. Él me cargo en brazos en mi bautizo y me llevo a mis primeras vacaciones en juegos mecanicos, me guió en la dificil adolescencia y en mis primeros tropiezos como mujer adulta.
A veces lo extraño, pero se que esta en un mejor lugar porque al final sufrio mucho. Murió de SIDA en el año 2000. En enero. Era gay y era un gran hombre.
Nunca supe sobre su vida privada porque lo mantenía con mucha discreción. Jamás nos dio un mal ejemplo o un mal consejo. Cuando falleció su pareja quedo desprotegido. Le quitaron la casa que habitaron, sus muebles, sus discos, su vida. No se pudo quedar con nada.
Han pasado diez años de aquello y hoy las parejas del mismo sexo tienen esa certidumbre de legalizar una forma de vida que ha existido siempre. Ayer se legalizaron las adopciones de niños entre parejas del mismo sexo, yo no se si todos sean iguales, pero este hombre que conoci como mi tio sería un excelente padre porque era un excelente ser humano, independientemente de sus inclinaciones sexuales.
Él hubiera sido muy féliz esta semana. ... pero el hubiera no existe.....
